La Inteligencia Emocional es la capacidad para percibir, comprender y manejar adecuadamente las emociones propias y las ajenas.
Existe una clara vinculación entre la IE (Inteligencia Emocional) del alumnado y su conducta emocional, social, personal y/o académica. En este sentido, es importante abordar además el tema de la imitación del alumno hacia sus educadores, entendiendo educadores tanto a los docentes como a los padres, tutores, etc.
En la actualidad, además de tener en cuenta en el éxito del docente los logros académicos de sus alumnos, se tiene muy en cuenta el desarrollo de estos como personas integradas en la sociedad, con herramientas tanto sociales como emocionales para poder afrontar eficazmente los desafíos que se les presenten en la vida. En el trabajo de la inteligencia emocional también tienen una clara importancia las habilidades sociales y la empatía.
El papel de modelador o modulador que los educadores ejercen en los procesos de socialización emocional de los alumnos es esencial. La observación de los demás permite al individuo a hacerse una idea de cómo se efectúa una conducta nueva y sus consecuencias, información que se codifica y posteriormente se utiliza como guía de sus acciones. En este sentido, es importante el desarrollo de la Inteligencia Emocional en el profesorado. Podemos decir que las aulas son para el alumno uno de los modelos de aprendizaje socioemocionales más importantes.
Por todo ello, los educadores se benefician de una forma notable de una formación para el desarrollo socio-emocionaly esto es conveniente que se realice de manera reiterada y permanente.
No solamente los docentes se benefician de su propio desarrollo de la Inteligencia Emocional de cara a un desarrollo más óptimo de sus alumnos, sino que también gracias a un uso adecuado de las propias emociones de los docentes se puede hacer frente de mejor forma al estrés laboral. La inteligencia emocional del docente predice el nivel de burnout (respuesta prolongada de estrés que sufre el organismo ante factores estresantes emocionales e interpersonales que ocurren en el trabajo) que sufre. Algunos de los síntomas que se pueden dar debido al burnout son fatiga crónica, ineficacia y negación de lo ocurrido.
Hay estudios en los que se ha comprobado que los docentes experimentan con mayor frecuencia emociones negativas que positivas (Emmer 1994). Si el docente aumenta la experimentación de emociones positivas, esto da lugar a un clima en la clase que ayuda al aprendizaje, al bienestar y la felicidad del alumnado. Con el desarrollo de la inteligencia emocional, el profesorado puede aprender a mantener las emociones positivas y a reducir el impacto que tienen en ellos las negativas.
Por todo ello, podemos concluir que gracias a un entrenamiento para el desarrollo de la inteligencia emocional en los docentes le podrá ayudar a:
- Tener más recursos para lograr alumnos emocionalmente más preparados, así como mejorar el clima para un aumento delaprendizaje.
- Afrontar mejor los eventos estresantes que surgen con frecuencia dentro del contexto educativo, y no poner medidas al respecto podría desembocar en un Síndrome de Burnout.
- Percepción, evaluación, y expresión de las emociones: mediante el trabajo individual hacia la excelencia en inteligencia emocional se aprende a percibir, expresar y evaluar las emociones para obtener un mayor conocimiento de uno mismo.
- Conocimiento emocional para reconocer en nosotros mismos y en los demás las emociones que sienten y poder darles nombre para ser más conscientes de ellas. Este conocimiento será la base para poder regularizarlas y tener el manejo sobre ellas producidas ante cualquier situación en el aula.
El desarrollo de la inteligencia emocional prepara al docente para mejorar sus propias habilidades emocionales de manera que beneficiará su vida personal y laboral.