La segunda Jornada Formativa del Máster en Inteligencia emocional, Neurociencia, Psicología positiva, Ciencias de la Felicidad, el Bienestar y la salud, y ‘Coaching’ contó con la intervención de la Dra. Mercedes García, directora del Instituto Psicobiológico, en la que expuso a los alumnos la compleja y necesaria correlación que existe, en lo que podríamos denominar constructo de la Personalidad, entre los estilos de vida, la conducta, el bienestar subjetivo y la misma salud.
Una perspectiva que ha ganado una gran fuerza en los últimos tiempos, con disciplinas científicas como la Psiconeuroinmunoendocrinología, sobre la que profundizará en el Máster la catedrática de Fisiología Mónica de la Fuente. Como explica la doctora en psicología y bióloga Mercedes García, hace una o dos décadas esta teoría se intuía, y en los últimos años hemos asistido a una vasta literatura científica que se apoya en estos argumentos empíricos.
Entre ellos la investigación realizada por la propia Dra. García, que arrojó luz sobre los procesos homeostáticos (salud) y su estrecha relación con la personalidad, la conducta, el estilo de vida y el bienestar subjetivo.
Pero, ¿qué entendemos por Personalidad? La Dra. García destaca la completa definición de Maltby (et al, 2013), a saber: “La existencia de diferencias individuales en variables psicológicas (inobservables) y conductuales (observables) que, además, exhiben estabilidad tanto temporal como contextual”.
Aunque, como explican Millon & Everly (1995), debemos distinguir entre conceptos que podrían llevar a confusión, como son los de carácter y temperamento. Así, se considera el temperamento como la “parte biológicamente determinada de la personalidad”, mientras que el carácter “puede ser considerado como la adherencia de la persona a los valores y costumbres de la sociedad en que vive”. El carácter se forma desde la infancia y permanece siempre permeable a los influjos externos.
Por tanto, según estos autores, la personalidad es la conjunción del temperamento y del carácter en una única estructura, y consiste en un conjunto de características psicológicas que expresamos en todos nuestros actos.
El bienestar subjetivo
Es uno de los dos tipos de bienestar, el subjetivo o hedónico, y como ha indicado la Dra. García es la “valoración general que hace un sujeto sobre toda su vida, incluyendo la felicidad, la satisfacción vital y el afecto positivo”, y se manifiesta en la satisfacción con la vida y la presencia de emociones positivas (y ausencia de negativas). El bienestar subjetivo es el que más casaría con este paradigma que lo interrelaciona con la personalidad, los estilos de vida y la salud. También se encuentra el llamado bienestar psicológico (o eudaimónico), un concepto más complejo que abarca la autoaceptación, el propósito de la vida, el crecimiento personal, las relaciones positivas con otros o la autonomía.
Homeostasis o equilibrio del organismo
La salud es uno de los pilares que sostienen esta teoría, y ésta puede medirse en base a los sistemas reguladores que controlan el equilibrio biológico u homeostasis, “el estado óptimo del organismo en equilibrio”, y para ello necesariamente deben estar en perfecto equilibrio los sistemas inmunitario, endocrino y nervioso.
Citoquinas del sistema inmuneConceptos de las Ciencias de la Salud que expondrán en futuros seminarios del Máster autoras como la catedrática de Fisiología Mónica de la Fuente, que vendrá a explicarnos la teoría de la psiconeuroinmunoendocrinología, y la Dra. en Biología Carmen Vida y su explicación de la Epigenética. En este punto, en una primera aproximación a la epigenética, la Dra. Mercedes García ha considerado que el estilo de vida (controlable para cualquier persona) va a ser clave para entender otros factores de salud o de personalidad. “Los estilos de vida son hasta más importantes que la personalidad; tenemos un margen de operatividad en el que ya no todo va a estar marcado por lo genético”. Al contrario, tendrá un mayor peso lo que se denomina el ambioma (que engloba el estilo de vida, nutrición, hábitos como el tabaquismo, relaciones parentales, sociales, de pareja o niveles de estrés), el cual tiene una decisiva influencia en la homeostasis”.
Así, por ejemplo, el sistema inmune es uno de los mejores marcadores de salud, así como de morbilidad y portalidad. Estudios científicos han sugerido que la personalidad desempeña un papel clave, así como otras situaciones negativas como el estrés, en la respuesta inmune. Según Watson y Clark (1984), los individuos con altos niveles de rasgos de ‘afectividad negativa’ responden a circunstancias de estrés con depresión y ansiedad y tienen peor respuesta inmune”, mientras que los individuos extrovertidos ofrecen mejores respuestas.
El enfoque multidisciplinar y transversal
Como podemos observar y como demuestra el mismo estudio empírico de la Dra. García, a la hora de abordar científicamente la conducta, personalidad y el bienestar-felicidad del ser humano deben tenerse en cuenta múltiples perspectivas integradas, desde la biología hasta la psicología, desde la Inteligencia emocional a la Neurociencia, e incluyendo disciplinas novedosas y a su vez transversales como la psiconeuroinmunoendocrinología.
La Dra. Mercedes García y el equipo docente del Máster en Inteligencia emocional multidisciplinar alientan a los alumnos a sacar provecho de la bibliografía que aporta el equipo docente para integrar los conocimientos aportados en las jornadas formativas.