OPINIÓN DEL INSTITUTO PSICOBIOLÓGICO EN LA REVISTA SER PADRES
https://www.serpadres.es/3-6-anos/educacion-desarrollo/articulo/como-podemos-ayudar-a-los-ninos-a-expresar-sus-sentimientos-591565687801
¿Cómo ayudar a los niños a expresar lo que sienten?
¿Quieres que tu hijo sepa evaluar sus emociones para que pueda, y puedas, saber cómo se siente?
¿Buscas fórmulas o juegos que le ayuden a expresar y diferenciar sus sentimientos?
Si la respuesta es sí, lo que viene a continuación te interesa.
La Dra. Mercedes García, directora del Instituto Psicobiológico, defiende la importancia de apostar por la educación emocional desde edades tempranas para que los niños se conviertan en adultos que han hecho bien sus deberes respecto a la confianza, la autoestima, la empatía o la autonomía. Toma nota.
No son pocas las veces que oímos a muchos padres quejarse de que sus hijos no expresan lo que sienten o cómo se sienten. Y tampoco es infrecuente que oigamos aquello de que a muchos progenitores les encantaría ayudar a sus pequeños a definir cuáles son sus emociones y sentimientos.
Si formas parte de ese colectivo, queremos ayudarte. ¿Cómo? Diciéndote que antes de saber expresar nuestros sentimientos, adultos y niños debemos saber qué son los sentimientos. Según explica a Ser Padres Mercedes García, directora del Instituto Psicobiológico, “los sentimientos son las evaluaciones que hacemos de nuestras emociones y que nos permiten calificarlas y darles un nombre, para así poder expresar si sentimos alegría, tristeza, ira, miedo…”.
Saber expresar los sentimientos es algo que se antoja importantísimo en el caso de los niños para que sepan y nos dejen saber cómo están. “Cuando los niños ya han desarrollado un vocabulario suficiente para comunicar cómo se sienten, es muy importante alentarles a que puedan expresar sus sentimientos, ya que aquello que se reprime o no se expresa adecuadamente se vive más conflictivamente”.
¿Ejemplos? Te damos uno que lamentablemente suele estar de actualidad. Es el de un niño que está sufriendo bullying (acoso escolar) en su colegio. ¿Qué pasaría si ese niño no expresa todos los sentimientos que están asociados a esa experiencia tan desestructurante? Pues que no podrá ser ni consolado ni ayudado a encontrar una solución. Al contrario, esa experiencia y los sentimientos asociados serán tan abrumadores que el hecho de no expresarlos o reprimirlos podrían inducir al chico al suicidio o crearle problemas de autoestima o de interacción social.
Cómo les ayudamos a que hablen de cómo se sienten
Para evitar que eso suceda debemos enseñarles a que hablen de cómo se sienten. ¿No sabes cómo? Te ayudamos. Según matiza Mercedes García, uno de los mejores modelos de enseñanza para un niño es el ejemplo. Es decir, que los adultos que son referentes para los pequeños –padres y profesores, incluidos- sean los primeros en manifestar que ellos también tienen sentimientos, explicando qué son esos sentimientos y lo bueno que es hablar de ellos, tanto de los positivos como de los negativos.
Para dar a nuestro hijo un ejemplo de sentimiento negativo podríamos recurrir al típico mal día que cualquiera de nosotros podamos tener en el trabajo, mientras que para hablar de un sentimiento positivo podríamos recordarle el sentimiento de amor que su padre siente hacia su madre, o viceversa, o si continuamos con el enfoque laboral lo contentos que hoy estamos por la felicitación que hemos recibido por parte de nuestro jefe.
Además de verbalizando lo que sentimos y cómo lo sentimos, Mercedes García recuerda que “una forma divertida y sencilla de enseñar a los niños a diferenciar las emociones para que les resulte más sencillo expresar lo que sienten, son los emoticonos”. Sí, sí, como lo lees. Fáciles de encontrar en internet y actualmente muy usados en la inmensa mayoría de las redes sociales.
Formación en educación emocional
Parece fácil, pero estamos de acuerdo en que no lo es. “Cuando uno vive la experiencia de ser padres es cuando se plantea cómo es posible que nadie nos haya enseñado educación emocional, dada la transcendencia que ésta tiene para nuestros hijos, para las diferentes etapas de su vida y para su vida adulta”, advierte Mercedes García.
De ahí que subraye la importancia de que todos tengamos acceso a un adecuado conocimiento de las emociones y de lo importantes que éstas son en las relaciones. Un conocimiento sobre el que pueden documentarse con algunos de los autores más relevantes al respecto como el doctor Paul Ekman, quien señala que «las emociones determinan la calidad de nuestras vidas», o el doctor Josep LeDoux quien hace referencia a que «la emoción es más potente que la razón».
Impacto de las emociones en la edad adulta
“Para que los hijos hablen de emociones de una forma coherente y adquieran destrezas emocionales y sociales sería recomendable que padres y educadores tuvieran una buena formación en educación emocional”, sostiene García. “De esta forma, tendrán más conciencia y conocimientos de los beneficios que supone la educación emocional, y de cómo enseñarla en etapas tempranas, ya que ésta será clave para la etapa adulta del niño, para su éxito personal y profesional ya que redundará en su toma de decisiones, en su confianza, autoestima, empatía, autonomía”.
En esta línea, la directora del Instituto Psicobiológico destaca que la educación emocional también tiene una enorme importancia para el desarrollo académico de los niños. Algo en lo que el catedrático Francisco Mora también ha hecho hincapié al señalar que “es en la emoción donde residen los fundamentos básicos de una buena enseñanza, que sin emoción no hay procesos ensamblados y coherentes, ni toma de decisiones acertadas ni procesos de aprendizaje y memoria sólidos”.
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La empatía con los padres
Otra forma de contribuir a la educación emocional de los niños es que nosotros, los padres, también transmitamos a nuestros hijos cómo nos sentimos. De esta manera los niños podrán ir desarrollando más empatía y por tanto irán aprendiendo a ponerse más en el espacio del otro, reconociendo más fácilmente las expresiones emocionales ajenas, además de cómo las emociones influyen en nuestra forma de relacionarnos con nuestro entorno.
“Es importante tomar conciencia de como nuestras actitudes, pensamientos y conductas, las cuales van a estar influidas por nuestras emociones, no dependerán tanto de nuestra personalidad sino de cómo manejamos esas emociones que al final se traducirán en determinados comportamientos y por tanto en un determinado estilo de vida”, puntualiza García.
De hecho, gracias a una investigación llevada a cabo por la doctora García en 2015, a día de hoy se puede afirmar que “existe una relación significativa entre rasgos de personalidad, autoestima, aspectos asociados al estilo de vida (nutrición, tabaco, alcohol, ejercicio, estrés, vida social), indicadores comportamentales (en base al tipo de personalidad), biografía emocional (tipo de relación con los progenitores, familia, amigos, escuela, pareja), bienestar y salud”.
De lo anterior se desprende por tanto que las estrategias de intervención en educación emocional serán más efectivas cuanto más pronto se adopten en relación con el ciclo vital, de manera que es esencial ayudar a los niños a que desarrollen adecuados mecanismos modulares y reguladores de sus respuestas emocionales para que éstas sean respuestas más adaptativas y no reactivas, ya que estas últimas les pueden complicar la vida y sus relaciones.
Mercedes García es Doctora por la UCM en Psicobiología y bióloga y directora del Instituto Psicobiológico
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