[vc_row][vc_column width=»1/4″][vc_single_image image=»5973″ img_size=»full»][/vc_column][vc_column width=»3/4″][vc_column_text]Dr. Pablo Fernández Berrocal
Ser inteligente emocionalmente significa ser capaz de utilizar nuestros estados emocionales como guía para diseñar un comportamiento constructivo tanto con respecto a nosotros mismos como respecto de los demás. Entendiendo por constructivo el comportamiento que nos permite desarrollarnos como personas y establecer relaciones positivas con los demás. En el otro extremo, la falta de inteligencia emocional nos llevará a complicarnos la vida y a complicarse a los demás. A medida que las sociedades se desarrollan, la inteligencia emocional resulta más importantes que otro tipo de capacidades psicológicas. Damasio, investigador de neurociencias, señala que es imposible desarrollar un razonamiento y un comportamiento correcto si no se cuenta con un adecuado control emocional. Los estados emocionales cuando alcanzan cierta intensidad, distorsionan nuestra percepción de la realidad y modifican nuestro comportamiento. El problema es que si no somos conscientes de ello tenderemos a malinterpretar tanto nuestro comportamiento como el de los demás.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/4″][vc_single_image image=»5974″ img_size=»full»][/vc_column][vc_column width=»3/4″][vc_column_text]Dra. María Dolores Avia
Para ser feliz no hay que proponérselo, sí hay que reconocer que lograr la felicidad no solo es un objetivo legítimo, sino el principal. Hacerse feliz a uno mismo y a los demás, tratar bien a todos, incluido a uno mismo, no es cosa vana, aunque sí difícil. Fernando Savater decía en un ensayo que para él la felicidad se encerraba en tres elementos: «La expresión artística, la cordialidad y el coraje». El optimismo, además de ser un requisito para la supervivencia, es una condición indispensable para una vida plenamente humana y una de las mejores armas para adaptarnos al medio y transformarlo. Además, puede ser un mecanismo «capaz», para que las personas superen el infortunio y construyan un buen futuro. Cultivar el optimismo, además, es bueno para nuestra inteligencia emocional, para nuestra salud, para nuestra creatividad y para muchas otras cosas que, poco a poco, los estudios científicos están revelando.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/4″][vc_single_image image=»5975″ img_size=»full»][/vc_column][vc_column width=»3/4″][vc_column_text]Dr. Fernando Colmenares
Desde el instante mismo en que somos concebidos hasta el momento de nuestra muerte, todas las personas establecemos un vínculo vital con los que nos rodean. Y es vital porque de la calidad de ese vínculo van a depender nuestro bienestar y nuestra salud mental y física. De hecho, sería más adecuado decir que de la calidad de los vínculos que establezcamos en nuestra vida dependerán la salud y el bienestar de todos los implicados, de los que nos quieren y de los que queremos. El objetivo general será presentar algunos de los datos más relevantes que apoyan esta afirmación y reflexionar sobre sus implicaciones en la inteligencia emocional de las relaciones. Afortunadamente, la resiliencia de muchos de los mecanismos psicológicos que sustentan la conducta, las emociones y la cognición de las personas es elevada y existen indicios de que hasta algunos de los efectos más devastadores que producen las condiciones de socialización temprana más adversas, como las experiencias de maltrato y abuso físico y sexual, pueden ser «reparados». En efecto, algunos estudios indican que con las terapias adecuadas es posible «resetear» los programas que fueron dañados debido a la exposición a modelos de relación social deficientes.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/4″][vc_single_image image=»5976″ img_size=»full»][/vc_column][vc_column width=»3/4″][vc_column_text]Dra. Mónica de la Fuente
Los sistemas homeostáticos encargados del mantenimiento de la salud, el nervioso, el endocrino y el inmunitario, se encuentran en íntima comunicación desde los primeros momentos de nuestra vida. La ciencia que estudia esa comunicación, la Psiconeuroinmunología, nos explica cómo mantenemos la salud y cómo podemos tener una enfermedad. Actualmente hay multitud de hechos, científicamente comprobados, que demuestran cómo todo lo que afecta a uno de esos sistemas puede repercutir en los otros, dada la comunicación entre ellos, una comunicación que se establece como consecuencia de la funcionalidad de los mediadores de los tres sistemas, que pueden llegar y actuar sobre las células de los otros. Dado el papel que tiene la función inmunitaria como marcador acreditado del estado de salud, se puede entender que muchas situaciones de la vida que nos generan estrés o que son emocionalmente negativas, se acompañen de un deterioro inmunológico que nos conduce a padecer infecciones y procesos cancerosos. Por su parte, la risa, el sentirnos felices, el ser inteligentes emocionalmente va a mejorar nuestro sistema defensivo. De hecho, aprovechando esa comunicación se están estableciendo estrategias de estilo de vida que nos permiten, al mejorar la comunicación neuroinmunoendocrina, mantener una mejor bienestar y salud.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/4″][vc_single_image image=»5977″ img_size=»full»][/vc_column][vc_column width=»3/4″][vc_column_text]Dra. Mercedes García
Es importante que las personas adquieran conciencia del impacto que la conducta, las actitudes y los estilos de vida tienen sobre su bienestar y su salud y, por supuesto de los que nos rodean, por ello, conocer por qué somos como somos y qué determina nuestras conductas habituales, nuestra forma de ser, sentir y vincularnos nos hace más inteligentes emocionalmente y por tanto más libres para decidir sobre nuestro camino de desarrollo personal. Los hallazgos en las recientes investigaciones pueden ayudar a diseñar estrategias personales y de intervención tendentes a la potenciación de decisiones que favorezcan el bienestar de las personas. Estas decisiones serán más efectivas cuanto más pronto se adopten en relación con el ciclo vital.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/4″][vc_single_image image=»5978″ img_size=»full»][/vc_column][vc_column width=»3/4″][vc_column_text]Dra. Violeta Cardenal
Especialmente importante es la autoestima y quizá, todavía más, su relativa inestabilidad, ya que su vulnerabilidad ante impactos capaces de dañarla, es uno de los más claros índices de lo que está sucediendo en la experiencia y la conducta de un sujeto. La autoestima es un relevante indicador, una señal de alarma, que constituye un punto de análisis privilegiado en el proceso de autoconocimiento. Pero, ¿de qué depende la autoestima? El modelo del interaccionismo simbólico sostiene que la autoestima depende básicamente de la estima de los demás, lo cual probablemente es cierto en algún grado: sobre todo lo es a lo largo de la infancia. En la vida adulta, sin embargo, seguramente la autoestima depende no tanto de cómo le ven a uno los demás, sino del juicio del sujeto acerca de la eficacia de sus acciones, de sus logros personales. No obstante, existen diferencias individuales en los determinantes de la autoestima según los distintos estilos de personalidad. Por todo ello, intentar entendernos más en un acto de auto-atención y «darse cuenta» es el primer paso para conocerse y, en definitiva, para ser más libres: pues no se controla lo desconocido, y sin control no hay libertad. Y aunque el destino es desconocido e incontrolable, no así, nuestra capacidad de actuación en el mismo y de modificación de lo que vamos viviendo con inteligencia emocional.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/4″][vc_single_image image=»5979″ img_size=»full»][/vc_column][vc_column width=»3/4″][vc_column_text]Dr. Martin Loeches
Para ser inteligente emocionalmente es necesario una reconciliación y un encuentro entre la emoción y la cognición. Durante muchos años, la emoción ha sido considerada un tema de segundo orden dentro de la Psicología más académica, especialmente aquella más particularmente dedicada a la cognición. Sin embargo, en los últimos años, y especialmente gracias a las enormes posibilidades de estudiar el cerebro humano vivo y en acción, se va descubriendo un panorama muy diferente. La relación entre cognición y emoción hunde sus raíces en las directas relaciones anatómicas y fisiológicas (en términos de conexiones y neurotransmisores involucrados) que existen entre circuitos cerebrales tradicionalmente considerados como exclusivamente cognitivos y circuitos emocionales. Actualmente, la frontera entre cognición y emoción es muy difusa y, para algunos autores, inexistente. Nuestra percepción, nuestra memoria, nuestras decisiones, e incluso nuestro lenguaje, entre otros muchos procesos mentales, se ven enormemente afectados por las emociones. Es importante conocer más a fondo el cerebro y las emociones, para qué sirven las emociones para la cognición, cual son las influencias de las emociones en la cognición y de la cognición en las emociones, y qué otras posibles relaciones existen, de esta manera descubriremos una perspectiva diferente e importante para una mayor comprensión de como funciona nuestra inteligencia emocional.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/4″][vc_single_image image=»5980″ img_size=»full»][/vc_column][vc_column width=»3/4″][vc_column_text]Dr. Stephan Moretti
Los continuos avances en el ámbito de la neurociencia nos están permitiendo, cada vez más, comprender con mayor exactitud cómo se relaciona la emoción con la función cerebral, cómo la emoción afecta a la función cognitiva y la importancia que la emoción posee para la supervivencia del individuo en ambientes sociales. Estos nuevos conocimientos nos han permitido avanzar en la comprensión de la conducta humana, especialmente cuando se comprueba que los circuitos neuronales de la emoción y de la cognición interactúan a partir de la percepción inicial de los estímulos para producir el razonamiento y tomar decisiones. En esta sección se va aprender sobre los sistemas cerebrales centrales subyacentes a la percepción, la evaluación y las respuestas emocionales. No sólo se va a tratar la neuroanatomía, sino también su función que explica los fenómenos emocionales tales como las respuestas de miedo inconscientes del organismo. En primer lugar, se concentrará en las estructuras límbicas como la amígdala y luego se pasará a las áreas prefrontales del cerebro que también están implicadas en las funciones cognitivas.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/4″][vc_single_image image=»5981″ img_size=»full»][/vc_column][vc_column width=»3/4″][vc_column_text]Dr. Fernando Maeztú
Todo lo anterior permitirá comprender cómo interactúan la cognición y la emoción, por ejemplo, cómo la atención y la emoción trabajan juntos con el fin de filtrar la información motivacionalmente relevante. Estas estructuras también son importantes para la comprensión de la regulación de las emociones. En total el conocimiento sobre como el cerebro reconoce, categoriza y regula las emociones es un concepto clave para entender y evaluar los conceptos de la inteligencia emocional. Otro tema será cómo ciertas respuestas emocionales son lateralizadas en el cerebro. Una aplicación de este tema es cómo la actividad cerebral en la corteza frontal y parietal izquierda y derecha nos podría ayudar a identificar endofenotipos de la depresión. Se esta sección se estudiará fundamentalmente las funciones ejecutivas y aspectos relacionados con dichas funciones.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/4″][vc_single_image image=»5982″ img_size=»full»][/vc_column][vc_column width=»3/4″][vc_column_text]Dra. Carmen Vida
Hoy en día la epigenética es uno de los campos científicos más interesantes y con mayor recorrido, sobre todo en el ámbito de las neurociencias. La epigenética estudia todos aquellos mecanismos no genéticos (que no pueden explicarse en base a la secuencia genética de nuestro ADN) que alteran la expresión genética, y que por ende definen el fenotipo de un organismo; en general, son un compendio de mecanismos celulares que permiten explicar por qué somos como somos, o por ejemplo, por qué gemelos univitelinos (genéticamente idénticos) pueden presentar un desarrollo completamente distinto o tienen distinta predisposición a patologías.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/4″][vc_single_image image=»5983″ img_size=»full»][/vc_column][vc_column width=»3/4″][vc_column_text]Coach Santiago Limonche
Cuando se está inmerso en una distorsión cognitiva la persona creerá que su proceso de racionalización es correcto, en este estado, no es posible darse cuenta de los pensamientos automáticos que conducen a tomar decisiones inadecuadas o a mantener conflictos estériles y generadores de mucho estrés en las relaciones. Por otro lado, las distorsiones cognitivas, a su vez, llevan implícitas una cierta inflexibilidad cognitiva que nos impide discernir y funcionar con inteligencia emocional. En esta sección ayudará a manejarse más eficientemente en el ámbito de las emociones del día a día. Aprenderá a desarrollar fortalezas, puntos fuertes y a detectar si hay algo que consciente o no, que impida conseguir objetivos. A lo largo de los diferentes seminarios, uno se sentirá más satisfecho consigo mismo y con aquello que rodea y en definitiva, más feliz, menos vulnerable y con más autovaloración.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]
Un programa original: visión interdisciplinar de la Inteligencia Emocional
