Beneficios de la Inteligencia Emocional en el ámbito sanitario

Los clínicos saben que trabajar en el ámbito sanitario supone un desgaste importante tanto a nivel mental como físico, observando cómo puede afectar en su carácter, energía, en la forma de atender…En ocasiones, dicen vivir la incomprensión de pacientes, personal sanitario y familiar. Por ello, argumentan lo importante que es su protección y cuidados no sólo para dar lo mejor de ellos como profesionales sino para escucharse también a sí mismos y no caer en desánimo o enfermos con más frecuencia… Llegados a este punto, se planteansi podría la inteligencia emocional ayudarles en estos y otros aspectos.

Comencemos con la definición que Mayer realiza de la inteligencia emocional: “una habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las propias emociones y las de los demás, promoviendo un crecimiento emocional e intelectual. De esta manera se puede usar esta información para guiar nuestra forma de pensar y nuestro comportamiento”.
Recientes investigaciones han aportado la relación positiva existente entre la inteligencia emocional, el bienestar y la salud dejando evidencias de correlaciones existentes entre los beneficios del desarrollo de la inteligencia emocional y la salud, especialmente en la mejor regulación del sistema inmunitario del individuo, en concreto en las células Natural Killer (García, 2005). De manera que la escucha activa, la empatía, la asertividad, la cercanía, y en general una personalidad con inteligencia emocional puede ayudar en el sentimiento del paciente para sentirse entendido, escuchado, apoyado, atendido, cuidado y respectado consiguiendo un mayor nivel de compromiso, confianza en el tratamiento y su recuperación.
De manera que podemos concluir que fomentar la inteligencia emocional en el sector del ámbito sanitario verdaderamente podría ayudar de muchas maneras, como por ejemplo a:

  • Mejorar la relación médico, terapeuta, paciente (alianza terapéutica, joining, unión…) en aspectos que están relacionados con la calidad del cuidado y satisfacción del paciente.
  • Influir positivamente en el rendimiento y en la eficacia del proceso terapéutico.
  • Mejorar la satisfacción personal y profesional que el sanitario siente a la hora de ejercer su trabajo, y por consiguiente en su implicación.
  • La rehabilitación, la recuperación del paciente tendría una interacción también en relación a la inteligencia emocional del personal que le atiende.
  • Muy probablemente habría una recuperación más rápida y eficaz, con menor riesgo de recaída, y una mayor autonomía. De este modo, el paciente podrá sentirse más seguro, con más herramientas y habilidades que potenciará sus recursos personales.

Por tanto, son momentos de dar mayor énfasis a esta relación terapéutica y a generar mayor conciencia en este sentido y en este ámbito sanitario, ya que se ha centrado muchos años en la parte de diagnóstico y tratamiento estudiando los resultados que tienen en el paciente con rigurosos estudios clínicos, dando  menor relevancia a los resultados que los mismos tratamientos pueden tener sumándoles el potencial que puede traer consigo “la alianza terapéutica con la inteligencia emocional” creando un vínculo médico-paciente más estrecho.

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