¿Qué capacitación indispensable se le debe exigir al trabajador de una empresa u organización? Hasta hace muy poco, la cualificación profesional era casi exclusivamente el único parámetro que debía poseerse. Sin embargo, los tiempos han cambiado; los modos de trabajar, también. Y ya podemos decir que hay una corriente creciente –y muy asentada– , en las organizaciones de apostar por aquella persona que tiene unas lógicas competencias profesionales, pero además una serie de habilidades emocionales (o socioemocionales), de la gestión emocional y en el trabajo en equipo para alcanzar las metas.
El Foro Económico Mundial habla, en definitiva, del valor de la Inteligencia emocional, de la Educación emocional y de las habilidades emocionales, y así se pone de manifiesto en el informe del WEF titulado ‘Nueva visión para la educación: fomentar el aprendizaje social y emocional a través de la tecnología’ (New Vision for Education: Fostering Social and Emotional Learning Through Technology, 2016), y se refiere precisamente a las competencias emocionales más valoradas en las empresas y organizaciones.
El Foro Económico Mundial (o también conocido Foro de Davos), reúne desde 1991 a los principales líderes políticos, empresariales, periodistas e intelectuales para analizar los problemas más apremiantes del mundo, como el medio ambiente y la salud. En varias ocasiones, esta institución se ha pronunciado a través de varios artículos sobre la importancia de fomentar la inteligencia y la educación emocional para el éxito personal y profesional.
El análisis no podía ser más acertado, resaltando el papel del aprendizaje social y emocional complementario a la capacitación técnico-profesional, y ése es precisamente uno de los pilares en los que se sustenta la formación transversal y multidisciplinar del Máster 2018-19 en Inteligencia Emocional, Psicología positiva, Neurociencia, Ciencias de la Felicidad, el Bienestar y la Salud.
Estamos hablando de competencias y habilidades emocionales sumamente importantes como la empatía, el liderazgo, el compañerismo, la alineación en valores, ética, la autorregulación emocional, la resolución de conflictos, la habilidad para combatir la ansiedad o el estrés, aprendizaje de los errores, el autoconocimiento y, por supuesto, dos tipos de inteligencias, cada una de ellas igual de importante, la interpersonal y la intrapersonal de la mano de disciplinas que están dentro de la Neurociencia conductual y son sumamente importantes para comprender más profundamente la relación entre conducta, salud y el bienestar del ser humano.
La Inteligencia emocional, una habilidad que se puede entrenar, conlleva beneficios en todos los aspectos de la vida y de la persona, pero también se han contrastado las enormes ventajas que otorga una correcta gestión emocional en todos los sectores profesionales.
Si nos remontamos al nacimiento de la Inteligencia emocional, se trata de una de las inteligencias múltiples del estadounidense Howard Gardner, teoría que comenzó a formular en el año 83. Su cimentación científica llegaría por parte de John D. Mayer y Peter Salovey, quienes introdujeron el término en 1990. Ellos son considerados los padres de la Inteligencia emocional y su estudio científico, mientras que a Daniel Goleman se le atribuye la popularización y extensión del concepto a escala planetaria, a raíz de su obra divulgativa Emotional Intelligence (1999).
Es una realidad que las organizaciones y sus departamentos de Recursos Humanos son cada vez más emocionales, o tienen más en cuenta el componente emocional. Deben primar el entendimiento, la convivencia, el trabajo en equipo y la sintonía emocional por el bien del proyecto común.
Una formación cada vez más indispensable
Las conclusiones que emanan del informe del Foro Económico Mundial son, en esencia, la base de los contenidos del Máster 2018-19 en Inteligencia Emocional, Psicología positiva, Neurociencia, Ciencias de la Felicidad, el Bienestar y la Salud, cuyo equipo docente multidisciplinar está conformado por los catedráticos y doctores –nacionales e internacionales– referentes en el estudio de las emociones y de la Inteligencia emocional. Catedráticos expertos en Neurociencia tales como Antonio Damasio, Joseph E. LeDoux o Fernando Maestú, u otros volcados en la Educación emocional o la Neuroeducación como los catedráticos Francisco Mora y Rafael Bisquerra, son parte del equipo docente del Máster en Inteligencia emocional multidisciplinar, que aporta además una ingente bibliografía para ahondar en todos estos conocimientos.
El Instituto Psicobiológico es un centro a la vanguardia en la Educación Superior y con una amplia experiencia en planes de formación integrales e interdisciplinares, subraya que su formación transversal –reconocida y certificada por la Universidad Isabel I– dota a los alumnos de competencias emocionales y conocimientos teórico-prácticos de extraordinario valor para su formación como persona y en sus respectivos sectores profesionales. Como hemos visto, lo que podríamos denominar capacitación emocional es un componente cada vez más indispensable en cualquier curriculum vitae.
El Máster en Inteligencia emocional multidisciplinar aporta al alumno competencias teóricas y prácticas en Inteligencia emocional, redundando positivamente en el autoconocimiento y autoestima, las emociones, actitudes, la personalidad y la calidad relacional, así como sus bases psicológicas. Asimismo supone una visión holística que hace hincapié en la necesidad de integrar perspectivas desde la Neurociencia conductual y la Psicología del bienestar y la salud, con otras aproximaciones emergentes más centradas en lo mental y lo trascendental de la naturaleza humana.