¿Por qué deben aplicarse desde ya mismo en la docencia la inteligencia emocional y la Neurociencia?

Francisco Mora, doctor en Medicina, Neurociencia, catedrático de Fisiología Humana, y miembro del equipo docente del Máster en Inteligencia emocional multidisciplinar, subraya el papel de la Neuroeducación en el presente y futuro de la enseñanza
 
El programa formativo transversal y multidisciplinar del Máster 2018-19 en Inteligencia emocional, Psicología positiva, Neurociencia, Ciencias de la Felicidad, el Bienestar y la Salud diseñado por el Instituto Psicobiológico contempla conocimientos teórico-prácticos de extraordinario valor que, además de redundar en la formación del alumno como persona, otorgan competencias esenciales para ámbitos profesionales tan importantes como la sanidad, la educaciónenseñanza, el deporte, la comunicación-marketing o la Psicología.
Precisamente, el de la docencia es uno de los sectores neurálgicos y potenciales para aprovechar las infinitas posibilidades que ofrecen las competencias en Inteligencia emocional y Neurociencia.
Uno de los autores que más firmemente cree en el poder de la Neurociencia para la Educación –lo que se conoce como Neuroeducación– es el doctor en Medicina por la Universidad de Granada y doctor en Neurociencia por de Oxford (Inglaterra), y también es catedrático de Fisiología Humana en la UCM, Francisco Mora, una de las novedades del prestigioso equipo docente del Máster 2018-19 en Inteligencia emocional multidisciplinar.

En una reciente intervención enmarcada en el ciclo de conferencias organizado entre el BBVA, el diario El País y Santillana, y destinada en especial a profesionales del sector educativo, el catedrático Francisco Mora, que es todo un referente en el estudio del cerebro, la memoria, el aprendizaje y el comportamiento humano, subraya que el futuro de la Enseñanza pasa inexorablemente por la aplicación de la Neurociencia.
Lo expresa el Dr. Mora con estas palabras: “Intentar enseñar sin conocer cómo funciona el cerebro será algo así como intentar diseñar un guante sin antes haber visto una mano”.
El catedrático, que recuerda que vivimos en la cultura neuro, hace hincapié en el valor de conocer cómo funciona el cerebro para sacar el mayor provecho pedagógico, a pesar de que aún hay docentes tradicionales que todavía se resisten a aceptar las nuevas tendencias basadas en la ciencia.

«Intentar enseñar sin conocer cómo funciona el cerebro será algo así como intentar diseñar un guante sin antes haber visto una mano» (Mora, 2018)

Y una de las mayores conclusiones que se extrae del discurso del Dr. Mora es que la emoción resulta clave en los procesos del aprendizaje y la memoria. Las emociones, como la alegría –argumenta– sirven como fijadoras de recuerdos y contenidos aprendidos. Dicho de otro modo, el aprendizaje de nuestro cerebro está ligado a las emociones, que hacen de “sustrato” cerebral. Así lo expresa el autor en su obra Neuroeducación: solo se puede aprender aquello que se ama (2013).
 

La neuroeducación y el aprendizaje

Francisco Mora es partidario de aplicar desde hoy mismo la Neuroeducación, así como la Inteligencia emocional, y entre otras cosas serviría para “destruir ciertos mitos” como el momento de enseñar a leer a un niño, que desde el punto de vista de la Neuroeducación no dependerá tanto de la edad como del desarrollo de las áreas cerebrales esenciales fundamentales.
Mientras que se da por hecho, casi como un estándar, que un niño tiene que aprender a leer a los 4-5 años, Francisco Mora argumenta que, desde el plano de la Neuroeducación, el aprendizaje de la lectura no debería iniciarse hasta los 7 años aproximadamente, cuando áreas como la corteza parietal posterior y la temporal superior, implicadas en la lectura –transformación del grafema en fonema–, están plenamente desarrolladas. Sólo entonces, al niño le costará mucho menos trabajo ese aprendizaje, mientras que si se ‘fuerzan’ esos circuitos antes de que se desarrollen, este aprendizaje será mucho más duro y desagradable.
El Máster en Inteligencia emocional multidisciplinar, de cara a la venidera promoción, ha querido dar un mayor protagonismo al estudio de la Neurociencia, las Emociones y la Neuroeducación, como demuestra la presencia de catedráticos como los catedráticos Francisco Mora, Antonio Damasio, Joseph E. LeDoux o Francisco Maestú, entre otras grandes figuras del ámbito docente y científico.


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