El estrés puede convertirse en una losa de miles de toneladas que impida desarrollarnos en base a las expectativas y grado de bienestar que nos hemos marcado, y este desarrollo puede frenarse en seco si, en el caso de un trabajador (aunque no hablamos estrictamente del ámbito laboral), este estrés desemboca en lo que se conoce como ‘síndrome del Burnout’, coloquialmente conocido como ‘síndrome del trabajador quemado’ o, simplemente, ‘síndrome del quemado’.
En estos casos, la aplicación de metodologías como la inteligencia emocional, Psicología y Neurociencia conductual y afectiva, resultan fundamentales para superar las barreras, evitando evidentes perjuicios y deterioro, tanto físico como psíquico. En el Instituto Psicobiológico te damos las claves para comprender un problema que afecta, de forma patológica, cada vez a más trabajadores.
¿Cómo saber si se padece el síndrome del Burnout?
Los síntomas que pueden ayudar a detectar de forma efectiva el ‘síndrome del quemado’ pueden manifestarse de múltiples maneras. Sea como sea, existen tres puntos claves para percibir en uno mismo o bien de forma empática esta situación, radica en una trifurcación o síndrome tridimensional que se manifiestan en: el agotamiento emocional, la despersonalización y la falta de realización personal, tal como expusieron Maslach y Jackson en 1981.
¿Estrés constante?
No es el único pilar que sustenta el ‘burnout’, pero es el principal. Se trata de un tipo de estrés específico, aquél que se padece de manera crónica, continuada en el tiempo, no de forma puntual. Mientras que un capítulo de estrés puede suponer una ventana al desgaste o al mayor descontento, tal como exponen Singh, Goolsby y Rohoads, el síndrome del Burnout sólo tiene efectos negativos para el que lo padece.
Lo contrario a ilusión y energía
Podría confundirse con pesimismo, pero el síndrome del Burnout implica un agotamiento por partida doble: desde el punto de vista fisiológico y desde el emocional y psíquico. De no atajar estos signos, la situación conduce a una menor implicación en el trabajo y a una respuesta más irregular, cuando no consigue hacer mella en la autoestima debido a la falta de realización personal. Se traduce en mayor frustración.
¿Eres tú?
Aquí es donde entra otro de los conceptos propuestos por Maslach y Jackson en 1981 -que desarrollaron la herramienta MBI (Maslach Burnout Inventory) para evaluar el grado del síndrome-, el de despersonalización, pues el ‘síndrome de la persona quemada’ deriva normalmente en un aumento de la irritabilidad, una pérdida de motivación, e incluso una actitud cínica y despectiva tanto en el ámbito familiar como laboral.
Especial afectación en la docencia y en el ámbito de la salud
No sorprende que sea el sector de la Educación, y más concretamente en el trabajo que desempeñan profesores y maestros, donde más se experimenta el ‘síndrome del Burnout’, ya que entran en continuo y directo contacto con ‘clientes’; estos profesionales tienen que lidiar habitualmente con una gran cantidad de alumnos en aulas, muchas veces masificadas, con los padres, y, en general, con la comunidad educativa y la sociedad, que ha depositado en ellos la responsabilidad de la formación y futuro de estos estudiantes. De igual manera en el ámbito sanitario es un sector con especial afectación.
Inteligencia Emocional, Psicología del comportamiento y Neurociencia conductual, un recurso esencial
La inteligencia emocional multidicisplinar designa la capacidad para percibir, comprender y manejar adecuadamente las emociones propias y las ajenas. En el caso anteriormente expuesto, el de los docentes o profesionales de la salud, entrenar la gestión inteligente de las emociones y saber acompañar emocionalmente resulta indispensable, no sólo de cara a la calidad de su formación y relación con sus alumnos o pacientes, sino también para tratar adecuadamente las propias emociones y combatir de forma más efectiva el estrés del que germina el ‘burnout’.